La personalidad histriónica es una montaña rusa de emociones o "no le digan nada que se pone sensible".
Algunos van por el camino llorando, lamentándose o exagerando sus dolores; otros resuelven su paso por los caminos encontrando dramas que los hacen vivir cada situación intensamente, pero también generan en los otros un cierto proteccionismo; algunos se muestran frágiles emocionalmente, pero paradójicamente obtienen lo que buscan cuando el drama es intenso.
-¿Por qué no comprendes, Henrytustra, que el histrionismo es una enfermedad de amor? -lanzó inhóspitamente aquella humanoide-. Eres un hombre desalmado, nunca tienes en cuenta lo que los otros sienten por ti. Comprende todo lo que he hecho por ti. Te he esperado, te hice una obra de teatro y lo único que pido es que te quedes conmigo. Lágrimas brotan de mis ojos al saber que eres indiferente. Un día mi padre fue indiferente conmigo, desde ese día lo ando buscando en cada hombre que veo y nunca logro encontrarlo.
La personalidad histriónica tiende a crear escenarios de amor ideal. Es un patrón que se va desarrollando desde la infancia cuando el sujeto posiblemente fue ignorado por una de sus figuras parentales. Se nota entonces que estos sujetos van a montar escenarios increíbles para atrapar a su objeto de amor. Como la expresión emocional ha sido su forma de atraer al otro, esta personalidad puede tramar un artilugio de emociones exageradas para atrapar a su objeto de amor. Puesto que el objeto de amor es ideal, este tiende a difuminarse cuando cae en las redes de la personalidad histriónica. Ese objeto de amor puede perder rápidamente el interés, volverse monótono y falto de emociones fuertes. Cuando eso ocurre, la personalidad histriónica busca un nuevo escenario con un nuevo objeto de amor.
Henrytustra leía entre líneas un interés directo en el aquí y el ahora, pero había aprendido en los caminos de la vida que todos los humanoides arrastran una cruz y que, en algunos casos, buscan crucificarte en ella. Entre la contención y la distención, Henrytustra se pronunció así:
-Cada ser es único e irrepetible. Si piensas encontrar un humanoide de tu pasado en el próximo humanoide que veas, vas a viciar tu percepción y, a la larga, tendrás la impresión de siempre perder tu tiempo. Aunque desees reemplazar un cuerpo buscando los mismos sentimientos ideales del humanoide que se fue, solo vas a encontrar un vacío en ti y además generas sufrimiento en el otro que se siente utilizado. Olvida los ideales, los humanoides perfectos, los humanoides inalcanzables, los humanoides semidioses porque esos no existen. Adapta tu tiro y vive con la imperfección del otro. Vive con el ideal de lo real que tienes en frente de ti. Así hablaba Henry Mosquera.
0 Commentaires