La envidia del Narcisista o entrégale esta manzana a Blanca Nieves.
Henrytustra optó por salir de los compartimentos. Habían muchos más, pero ya había recorrido los más psicorígidos. Salió de nuevo al gran salón adornado con globos y balones hiperinflados, muros llenos de réplicas y joyas de fantasía. Cuando se iba conociendo mejor a esta personalidad, todo parecía más falso. En un plato que simulaba ser de plata se encontraban frutas donde sobresalían las manzanas. Henrytustra prefirió no tomar nada de ese plato, había aprendido a evaluar lo que ingería y sobretodo de dónde venían los ofrecimientos. Ten cuidado con deberle un favor a la personalidad Narcisista, te lo cobrará toda la vida, se dijo a sí mismo. Accedió a la siguiente alcoba.
-¿Quieres una manzana Henrytustra? Son deliciosas, jugosas y te llevarán al éxtasis. Tómala, verás que no te arrepentirás. Vengo disfrazada de mil colores, soy un sentimiento que carcome. Yo resido en varias personalidades, pero en el caso específico de la personalidad Narcisista, lo que veo es que son los otros los que me tienen envidia. Soy inteligente, bella, soy perfecta. No cometo errores, me expreso de manera excelsa, tengo dones. Eso no lo tiene todo el mundo, por eso los otros me persiguen, quieren tener lo que yo tengo. He notado que cuando no obtienen mi magia se enojan conmigo. Esa es la envidia que se los carcome. En ocasiones copio lo de los demás, pero estos tienen que ser seres verdaderamente superiores.
La envidia es un sentimiento que ha sido descrito desde los tiempos más remotos. Es el sentimiento de deseo, ganas, tristeza, enojo de lo que el sujeto percibe en el otro y parece fuente de felicidad. El envidioso quiere obtener esa felicidad, pero no se fija en el sentimiento de felicidad sino en los objetos que él considera que la causan. El Narcisista se fija en una casa, un carro, una decoración, un vestido, unos zapatos. En algunos casos en la forma de hablar del otro, en viajes, en libros, en películas que han hecho feliz al otro. En el Narcisista el mecanismo de proyección es rígido y precario. Por lo tanto esta personalidad proyecta su emoción negativa directamente en los demás. La envidia que esta personalidad siente, se la atribuye a los demás. Entonces de forma inconsciente está convencido que son los demás quienes le tienen envidia. Esta personalidad copia en silencio los triunfos de los otros, tiene tendencia a atribuirse esos triunfos y rara vez reconoce que está copiando el logro de otra persona. La envidia les causa resentimiento cuando no logran estar a la altura de su imagen ideal. En ese caso tienden a denigrar a los otros. Cuando son confrontados a su imitación y poca originalidad tienden a enojarse y responden de forma arrogante. Estos sujetos tienden a concentrarse en lo que ellos quieren mostrar. Tienen dificultades para aceptar lo que los otros desean compartir, una buena noticia, el nacimiento de un bebé, una boda, un viaje, un diploma, un nuevo empleo, etc. Ellos van a evadir la conversación, van a cortarla, van a proponer lo que ellos han hecho a cambio. La personalidad Narcisista no logra ser feliz con sus imitaciones y es ahí que busca torpedear y sabotear la felicidad del otro. Sí Yo no soy feliz, tú no lo serás tampoco.
Henrytustra tomaba su tiempo para revisar de nuevo la paleta de emociones del humanoide. La paleta era casi infinita, pero los humanoides tenían tendencia a utilizar sólo un número limitado de estas emociones. De hecho, esta era una de las causas del subdesarrollo emocional de esta especie, tener el recurso y no saber utilizarlo. Henrytustra se concentró en la envidia de la personalidad Narcisista y se pronunció así:
-Comprendo que vives en esta personalidad, estás enraizada ahí. No se trata sólo de decirte que te vayas y no vuelvas. Esa es tu casa, por lo tanto ese será tu demonio, la envidia sentirás. Sin embargo, ¿Cómo la puedes transformar? Ahí estará tu fuerza, sí lo logras. Algunos dicen sentir envidia de la buena, jajaja, que pajazo mental. La envidia es una tristeza, un enojo, unas ganas de obtener la felicidad del otro. Esta nunca es buena, es una emoción negativa. Pero seguro que la puedes transformar para tu crecimiento, la puedes atesorar dentro de ti y convertirla en deseo. La envidia la puedes transformar en otro sentimiento que ya no será envidia. Transforma la envidia en deseo verdadero, ajústalo a tu experiencia y a tu camino. No niegues la envidia si la sientes, conéctate con ella y transfórmala con tus medios. Es un camino largo. Comienza por concientizar la envidia, si la sientes no la niegues, transfórmala. Así hablaba Henry Mosquera.
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