La ambivalencia en la personalidad obsesiva-compulsiva o la duda me mata a pedacitos.
Se sale del mundo mágico con melancolía, pena y dolor. Algunos humanoides optan por quedarse estancados en ese maravilloso mundo infantil del cuento imaginario resistiéndose a entrar al combativo mundo de la responsabilización.
Henrytustra abandonó el cuarto del conjuro con muchas dudas. Repentinamente observó el pasillo y en una de las puertas se encontraba reluciente un letrero que parecía hecho para la ocasión, “La duda”, indicaba el letrero. ¿Qué tiene que ver esto con mi duda? Se preguntó. Estamos en la casa de la personalidad obsesiva-compulsiva, yo no debería involucrarme con los pensamientos o las emociones de estas personalidades.
-¿Tienes dudas Henrytustra? Estás en el peor lugar para resolverlas, pero en el mejor para comprender su funcionamiento. Creo que en psicología, lo llaman procesos, señaló la personalidad obsesiva-compulsiva.
-Claro que tengo dudas, no podría vivir creyendo saberlo todo. Cada vez que me encuentro con una particularidad de las personalidades, mil dudas aparecen. Cuando avanzamos en algo conocido, se va abriendo un camino desconocido, respondió Henrytustra.
-No creo que pueda sostener una conversación muy profunda sobre el porqué del cómo. Estás en esta alcoba y sólo te podré hablar de lo que tengo aquí y cuando digo aquí, puede ser acá. Cuando digo entra puede significar, mejor quédate afuera; la duda me invade y me consume en la vida cotidiana. Salgo a tomar el bus y cuando ya veo que está llegando me pregunto : ¿cerré la puerta del apartamento con llave? No me lo vas a creer, pero me toca devolverme a verificar que la puerta está bien cerrada con llave. Me atemoriza que los ladrones se entren a la casa. En ocasiones pienso en un incendio, tengo en la cabeza que el apartamento se puede incendiar, salgo de la casa, voy caminando al trabajo y me digo: ¿será que apague la estufa? y me entra una ansiedad porque la casa se va a incendiar, es la maldita duda que me consume, me devuelvo y en efecto estaba apagada. Entonces prendo la estufa y la vuelvo a apagar y vuelve el maldito ritual que me vuelve esclavo. No soy bueno para escoger, si tengo que escoger entre dos camisetas, dos helados, dos pedazos de carne, dos pares de zapatos, me quedo horas tomando una decisión. Si tomo los primeros, tal vez los segundos eran mejores, si escojo los segundos, los primeros eran los mejores. Dudo hasta de mi sombra.
La personalidad obsesiva-compulsiva presenta dificultades en la toma de decisiones. La estructura de pensamiento de esta personalidad se sitúa en una dualidad entre dos polos, entre los cuales esta personalidad padece la dificultad de la elección. La principal dinámica se encuentra entre la dualidad, entre adentro y afuera. El sujeto vive preguntándose si debe guardar o si debe expulsar. Una dinámica de expulsión de los elementos nocivos pasa a estructurar un proceso psicológico. ¿Que se debe escoger? alto, bajo; blanco o negro; aquí o allá. Guardar todo o expulsar todo? La mayoría de personalidades obsesivas compulsivas desearían guardar todo, pero cuando deben escoger entre A y B, la decisión patina en la cabeza.
Los caminos de la vida se construyen con cada una de las decisiones y de las microdecisiones que toma el humanoide. ¿Cuál es el mejor momento para el humanoide para tomar las riendas de su vida? Es una decisión que cada uno debe tomar siguiendo su propio desarrollo. Henrytustra notaba que este humanoide había tomado la decisión de no tomar decisiones, lo cual lo bloqueaba en su evolución personal, a lo cual se pronunció así : el bebe humanoide debe escoger desde su nacimiento, toma o no toma su leche, la elección se hace rápidamente, el toma su leche. La ambivalencia se crea entre las exigencias corporales y la idea de estas. El niño se pregunta si debe expulsar su materia fecal, y aunque aguante siempre termina expulsando. Debes expulsar, escoge tu estilo, afina tu ritmo y ve encontrando en cada elección como se acomodan tus placeres”. Así hablaba Henry Mosquera.
0 Commentaires