Las cosas se parecen a su dueño

Las compulsiones en la personalidad obsesiva-compulsiva o las cosas se parecen a su dueño 



Pensamos y luego existimos, cogito ergo sum, decía aquel filosofo francés, un tal René Descartes. No completamente válido para toda la existencia del humanoide, pero bastante acertado en lo que concierne el camino de la personalidad obsesiva-compulsiva. El pensamiento conduce a comportamientos que son repetitivos y reproducen patrones mentalmente elaborados en esta personalidad.  En algunos normaloides, enfermos de ser normales, se observa también esta tendencia a normalizarse funcionando en una pequeña parcela que los tranquiliza y reconforta. Nada que juzgar, sí esto es lo que le permite al normaloide su buen funcionamiento. 

Una puerta seguía la otra, dispuestas de forma lineal, así era la casa de la personalidad obsesiva-compulsiva. La siguiente puerta extrañamente contenía dos cerraduras que se escuchaban abrir y cerrar del interior. Al cabo de un cierto momento de espera, del otro lado de la puerta, finalmente se presentó la personalidad obsesiva-compulsiva. 

“Disculpe Henrytustra,  esta puerta presenta algunas dificultades. Siga por favor, limpie sus zapatos tres veces sobre el tapete que se encuentra en la entrada y entre lo más rápido posible, se puede entrar el polvo”, insinuó aquella voz.

Una vez al interior Henrytustra volvió a escuchar la rotación de las cerraduras, 

-“creo que las cerraduras están buenas, lo que veo es que las giras muchas veces" ripostó Henrytustra algo casual.

-Bueno, alguien me dijo que era difícil ocultarle los detalles del comportamiento.  Es algo penoso lo que te tengo que decir, así lo vivo con vergüenza, por eso trato de ocultarlo. Cada vez que voy a abrir una puerta, debo girarla tres veces a la izquierda y luego tres veces a la derecha. Es algo así como una verificación de números que ruedan en mi cabeza. La mejor forma de confirmarme a mi mismo que esos números pueden ser reales es contándo en que hago. Cuento muchas veces las ollas, cuento las veces que doy vuelta a la perilla de la estufa, cuento las líneas de la calle y me las voy saltando. En ciertos momentos cuando las ideas me invaden, mis comportamientos son más repetitivos, voy a lavar mis manos más de seguido, abro y cierro la llave,  me aseguro que el conteo de las veces de lavado sea exacto, pero en ocasiones me entra una duda y debo volver a comenzar. Soy un esclavo de mis repeticiones, argumentó el obsesivo-compulsivo.

La compulsión es la compañera inseparable, deseable e indeseable, de la personalidad obsesiva-compulsiva.  Las obsesiones son las ideas y las compulsiones son los comportamientos observables que reflejan las ideas repetitivas de esta personalidad. Las compulsiones más comunes son las de lavado, verificación, acumulación, orden y colección. Cada personalidad obsesiva-compulsiva tiende a utilizar algunas compulsiones, más no todas. Algunos tienden a efectuar verificaciones y lavados, otros por su lado,  se especializan en la colección y la acumulación. La compulsión es un gesto incontrolable que tiende a descargar una idea repetitiva (obsesión). Con la compulsión, el sujeto tiene la impresión de evacuar la tensión psicológica generada por la idea. 

Las cosas se parecen a su dueño, concluyó Henrytustra. Éste humanoide piensa en la limpieza y debe ejecutar compulsiones de lavado para calmar su ansiedad. El normaloide también lo hace, pero éste no lo convierte en su universo. La personalidad obsesiva-compulsiva por el contrario vive en torno a estas ideas y por ello no logra pasar al nivel superior. Henrytustra pronunció las siguientes palabras: “algunos humanoides giran en un círculo muy pequeño que parece tranquilizarlos. Vives encerrado en un círculo de obsesión y compulsión y aunque no parezca, ese círculo muy personal te impide ver lo que hay por fuera. Por otro lado, cuando estás encerrado en ese círculo es imposible que otro humanoide pueda ingresar, así que estas condenado al aislamiento. Debes abrir el circulo, incluye más círculos, cuadrados, rectángulos y muchas más formas. Cada una de ellas con puntos abiertos al infinito. Toda forma debe tener un flujo; entra, sal y si puedes intercambia". Así hablaba Henry Mosquera.  


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