Aquellos dependientes infantiles

El infantilismo en la personalidad dependiente o a la rueda rueda de pan y canela…



Una decisión puede traer consigo alegrías, aunque puede también acarrear tristezas. Recuerda tener siempre cuidado con las decisiones que tomas, te pueden volver el camino culebrero, también te puedes volver culebrero en el mismo, pensaba Henrytustra. Henrytustra decidió salir de aquella alcoba, sentía que la personalidad dependiente solicitaba cada vez más y más tiempo. Para esta personalidad, el tiempo era su mejor aliado cuando tenia compañía, pero también su peor enemigo cuando no tenía a alguien al lado. 


De nuevo en el salón, se encontraban niños jugando y entonando una canción infantil, se les escuchaba en una ronda cantar: "a la rueda, rueda, de pan y canela, dame un besito y vete pa la escuela". Era magnífico ver el espectáculo colorido e inocente de aquellos niños. Uno de estos señaló la alcoba siguiente. Henrytustra trató de considerar que tenía que seguir su camino explorando otras personalidades, pero aprendía al mismo tiempo que el estudio de la personalidad en todas sus dimensiones es infinito e incierto, así que ingresó a la alcoba siguiente. Saltando en la alcoba, se divisaba un adulto vistiendo atuendos infantiles, un pantalón corto con tirantas, una camiseta con un estampado de un biberón, este adulto chupaba un bombón. Este personaje percibió la visita y con voz infantil se dirigió al visitante así: 


-No me mires así, me encuentro bloqueado en mi niñez.  Tengo dependencias en todos los dominios. No logro desprenderme de la falda de mi mamá.  Dependo emocional, física y económicamente de ella. Siento que no logro hacer nada sin su presencia y ella me mantiene también en ese ciclo porque no quiere que yo me vaya. No logro madurar emocionalmente; cuando me veo en el espejo, siento como si tuviera 10 años. No tengo la capacidad de responsabilización. No creo poder pagar cuentas de electricidad o internet; una hipoteca eso ni se me pasa por la cabeza. En ocasiones siento miedo al salir a la calle o al hablar en público.  Ya estoy en edad de volar por mis propios medios, pero sigo en casa de mis padres,  tengo miedo de salir de esta zona de confort.


Algunas personalidades dependientes crecen generalmente en un circuito de codependencia afectiva. Podemos observar un patrón de miedos paternos que son transmitidos a los hijos. En muchos casos los padres sobreprotegen a estos niños que van creciendo sin habilidades para enfrentar el mundo exterior. Podemos observar también otros casos donde los niños crecen sin soporte emocional y van a buscar seguridad y soporte en el otro con comportamientos de dependencia. En la edad adulta, la personalidad dependiente puede mostrarse inmadura y poco hábil en algunos campos de la vida cotidiana. En ciertos casos, la personalidad dependiente va a evadir responsabilidades de la vida adulta.  Se observa una tendencia a divagar psicológicamente en la última fase de la adolescencia en esta personalidad, lo que la mantiene en una zona de  confort. En ciertos casos, la personalidad dependiente se viste, actúa y habla como un infante. Esta posición genera actitudes paternales o maternales en los otros, quienes van a tener tendencia a hacerse cargo de esta personalidad,  retomando el ciclo de dependencia.


Hijos que se quedan con sus padres toda la vida, cogitaba Henrytustra. Humanoides que se quedan fijados en ciertas etapas de su vida sin poder desplegar sus alas para poder volar lejos. Parece algo que va contra la naturaleza humana, pero es real en este humanoide. Un humanoide que tiene miedo de pasar al nivel superior y que actúa como un niño para defenderse del mundo. Henrytustra confundido con este humanoide que rechazaba su crecimiento personal se dirigió a él así:


-Los pájaros van creciendo y se dan cuenta que no caben más en el nido; las serpientes cambian de piel porque van avanzando en sus ciclos de vida,  los mamíferos tienen un tiempo de destete. Hay ciclos, fases, estadíos, circuitos que tienen un comienzo y un fin. Trata de vivir en armonía entre tu edad cronológica y tu edad mental. Si ves que no encuentras ese equilibrio, es necesario pasar al ciclo siguiente. ¿Y cuál es? La respuesta no está en las faldas de mamá. Así hablaba Henry Mosquera 


0 Commentaires