Las patologías complementarias o unas son de sal y otras son de arena
Los humanoides se van conociendo a través de un primer contacto fundamental; establecen relaciones que, aunque puedan ser duraderas, siempre serán transitorias y cada una será única e irrepetible. Se crean dinámicas relacionales en las que cada humanoide busca encontrar su placer. Los humanoides llegan y se van, construyendo el sentido de su identidad en cada una de esas relaciones.
Henrytustra salió de la casa de la personalidad paranoica con una inmensa duda sobre el tipo de relación que había creado con esa personalidad. ¿Cómo se puede ayudar a una personalidad psicorígida a cambiar si no logra percibir lo que está afectando su camino?
A través del resplandor de la luna, se observaba el polvo de partículas blancas de nieve que parecían pequeños diamantes danzando en el aire. Henrytustra notó que el viento se hacía cada vez más fuerte y formaba figuras agresivas en su resplandor. Por un momento, pensó en regresar a la casa de la personalidad paranoica, pero se cuestionó cómo sería interpretado si regresara. Dado que esa personalidad era desconfiada, un retorno estaría lleno de interpretaciones. Por otro lado, Henrytustra consideraba que era necesario seguir su camino, consciente de que en el camino unas experiencias son satisfactorias y otras son desafiantes, unas son de cal y otras son arena.
El cielo se fue cubriendo de nubes grises que formaron un techo oscuro que parecía engullir la tierra. La nieve, sin previo aviso, se volvió más densa. Henrytustra caminó y caminó, exhausto, pensando en sentarse y esperar a que pasara lo peor. Sin embargo, una voz interna le sugirió que no se rindiera. "Un guerrero debe morir en la batalla, nunca arrodillado", le dijo esa voz. "Si quieres sobrevivir, debes mantenerte en movimiento", completó. Sus pies estaban congelados, ya no sentía los dedos y parecía estar viviendo en un estado en el que sus sentidos sólo estaban concentrados en la experiencia. "Hay situaciones en las que no tienes los recursos para salir inmediatamente, debes resistir y buscar salidas con lo que tienes", enfatizó la voz.
En medio de la desolación, en un estado casi de trance, Henrytustra observó una pequeña luz proveniente de una casa y se acercó. Era un caserío. Henrytustra golpeó suavemente la puerta con las pocas fuerzas que le quedaban. Algunas parejas se asomaron por las ventanas y dudaron en abrir la puerta a ese desconocido. Sin embargo, uno de los humanoides afirmó conocer al moribundo. "Es Henrytustra, un personaje que ayuda a resolver problemas personales", les dijo a los demás.
Así, abrieron las puertas de la casa y permitieron la entrada al moribundo. Estas parejas de humanoides, emocionadas, se presentaron.
- Somos relaciones, vivimos en parejas. Los humanoides buscamos a otros humanoides para que nos hagan la vida más fácil o, en algunos casos, más miserable. En nuestro caso, parecemos felices ante el público, mostramos una falsa cara en la sociedad y proclamamos en las redes sociales que somos felices. Pero, oh, Henrytustra, qué desgraciados somos. No nos soportamos mutuamente. Veo a mi pareja como una enemiga, ella me ve como un desconocido y las otras parejas aquí presentes tampoco se soportan, pero viven juntas porque dicen no soportar la soledad.
Henrytustra, apenas capaz de hablar debido a la sensación de tener el rostro congelado, se expresó de la siguiente manera: En el mundo de las relaciones de pareja, existen algunas en las que los humanoides logran compenetrarse, identificando sus deseos y necesidades mutuas, respetando los de su pareja y creando nuevos caminos en la dualidad. Si no logras abandonar la rigidez de tu personalidad, la relación se vuelve egoísta y lucharás solo por tu bienestar. Cuando la relación se vuelve tóxica y enfermiza, se cae en la patología complementaria, y los peores demonios de cada humanoide salen a bailar. Observa el malestar que existe en tu pareja, identifica los síntomas de la relación y, antes de juzgar la patología de tu pareja, observa tu propia patología en el espejo. Así hablaba Henry Mosquera.
0 Commentaires