El malestar intenso articulado con el miedo a la intrusión del otro o tiene la mirada china
Hay una barrera psíquica que se va conformando naturalmente en los humanoides, la cual crea una diferenciación entre la realidad externa y el universo interno del humanoide. No son los mecanismos de defensa, ese es otro arsenal, esta es una barrera porosa que establece los límites con el mundo externo. En ocasiones, esa barrera no logra constituirse adecuadamente y la realidad externa, incluyendo la presencia del otro, se vuelve intrusiva.
Sentados alrededor de la hoguera donde asaban un pez que Henrytustra había pescado, la personalidad esquizotípica observaba con detenimiento los ojos del pez. Para esta personalidad, las miradas venían cargadas de una fuerza tal que lo llevaban a pensar que ésta podría atravesar sus pensamientos.
- La mirada de ese pescado me transmite un mensaje de la naturaleza que es profundo y sencillo - señaló la personalidad esquizotípica.
- Los ojos muestran el recorrido de vida que cada ser sobre la faz de la tierra lleva consigo. Los ojos de los pescados parecen desentendidos de lo que les sucede, sencillamente no alcanzan a pensar sobre la consecuencia - señaló la personalidad esquizoide.
- Los ojos llevan consigo el peso de todo el kilometraje que recorren los seres vivientes. Observen a un humanoide feliz y a otro desdichado. Sólo observándolo en los ojos, un humanoide transmite su felicidad o su desgracia - ripostó Henrytustra.
- Por lo general, no miro a los demás humanoides a los ojos. Siento como si me desvistieran con la mirada. En ese momento me pierdo, ya que no sé qué saben de mí y qué no saben. Es un sentimiento intrusivo, por eso prefiero alejarme - completó la personalidad esquizotípica.
Las personalidades esquizo pueden tener una sensación intensa de ser fácilmente permeables a los demás. Estas personalidades pueden vivir las relaciones de forma muy intrusiva y, en ocasiones, la intrusión puede ser vivida de forma maligna, lo que crea un sentimiento de intrusión destructor. La percepción del otro destructor se articula con una formación precaria del Yo de las personalidades esquizo. Así, un yo precario vive constantemente una angustia de ser devorado por la imagen del otro que, según su percepción, no protege sino que más bien ataca.
Henrytustra tenía la sensación de que la línea era delgada entre protección y el ataque en las personalidades esquizo, y que en cualquier momento, aunque sus intenciones fueran las mejores, la percepción de las personalidades esquizo podría cambiar de perspectiva y sentirse atacadas. Sin embargo, aquel que tiene buenas intenciones, muestra sus buenas intenciones, susurró para sí mismo. Su lírica la propuso así:
- Existen intrusiones reales y otras imaginarias y entre las imaginarias, existe una amalgama de colores de intrusiones. La intrusión materna es la más común. Desde pequeño, el humanoide es absorbido por su madre, quien en la mayoría de veces, de buena voluntad, está presente con la mirada clavada en su retoño. Un sentimiento de intrusión permanente traduce una dificultad para crear una barrera en la relación con esa madre intrusiva y omnipresente. Si ese sentimiento te persigue, rompe tus cadenas, vive el día de hoy sin buscar las intenciones negras de los demás. Si las tienen, déjalos ir; si son intenciones sanas, atesora tus relaciones. Así hablaba Henry Mosquera.
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