Presentación de la personalidad paranoica o cuando la vara es muy rígida corre riesgo de quebrarse.
Y se van quedando atrás algunos humanoides aunque hayan compartido con aquellos que un día hicieron parte de sus vidas, con aquellos con quienes tal vez pensaron que recorrerían caminos paralelos por el resto de sus vidas. Unos se van bloqueando y otros van pasando sus niveles. El que se marcha va buscando nuevos horizontes, rompiendo el esquema de la estabilidad preestablecida en la relación, mientras que el que se queda, improvisa llenando un hueco con la vara de la realidad.
Henrytustra iba y volvía, recorriendo kilómetros de análisis y estudio de la comprensión del humanoide, mientras otras personalidades quedaban a la espera de comprender mejor sus detonantes, sus patrones, sus círculos, aquello que los convertía en presos de sus propios comportamientos. Es un mundo gigante donde algunos humanoides escogen vivir en el paradigma del encierro.
Las personalidades solicitaban dialogar con Henrytustra quien era conocido por desbloquear contenidos represados y reprimidos de lo más profundo del inconsciente.
Aquel humanoide desconfiado se acercaba lanzando miradas analíticas y afiladas que parecían portar de entrada un juicio. En ocasiones es difícil reconocer una personalidad por los rasgos físicos, pero un paranoico se reconoce de ipso facto por aquellos ojos grandes saltones que pretenden fotografiar una gran bocanada de la realidad. Un paranoico es intuitivo; éste ya sabía que Henrytustra lo sabía, así que tomó sin complejo la palabra y encima de una silla que agarró al vuelo, con propiedad se avanzó con las siguientes palabras: somos pocos los grandes personajes que adornamos la escuela de la vida. Terminamos siendo famosos, porque lo grande siempre termina surgiendo. No me guio por estándares, yo los creo. Somos una familia, todos parecidos, Napoleón, Adolfo H, Dali, Jesús, Mahomet, los más grandes personajes hemos escrito la historia. Busco seguidores de mi doctrina, aunque no la he encontrado todavía. Puedo sentir un aura especial; puedo sentir una energía especial que me llega a través de ritmos que yo solamente puedo descifrar. Soy un pastor que busca un rebaño; puedo montar una iglesia, no por la convicción religiosa sino por que necesito de aquel rebaño de humanoides que necesitan creer en algo. Yo puedo proporcionar ese algo. Si vas a decir algo dilo con extrema convicción. Tengo dos posibilidades, o surjo con mi convicción o mis interpretaciones no satisfacen a nadie y termino delirando. Si quieren conocerme vengan conmigo mi rebaño, soy la personalidad paranoica.
El auditorio escuchó estas palabras en respetuoso silencio. Sin embargo una vez que el humanoide terminó su discurso, la algarabía volvió a llenar el recinto, lo que al parecer irritó a la personalidad paranoica. Henrytustra se acercó a esta personalidad expresando el siguiente apunte: la convicción puede llevarte a la gloria, aunque también puede conducirte al fracaso. ¿En dónde se bloquea esta puerta? En la rigidez de la convicción. Vigila siempre tu rigidez. Permite siempre tener la oportunidad de cambiar tu fusil de hombro. Es pertinente saber cuando claudicar. Así hablaba Henry Mosquera.
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