El narcisista explota al otro hasta el tuétano

La explotación del otro en la personalidad Narcisista o, pónganse a trabajar que necesito plata. 



Cada experiencia vivida con la personalidad Narcisista dejaba un sin sabor de poca escucha. Las características que Henrytustra había visitado no parecían abiertas al cambio. Por el contrario, la autocentración y la arrogancia se habían mostrado en modo de competencia.  Estando de nuevo en el salón,  Henrytustra se preguntaba sí en realidad entrar en ese tipo de competencia con este humanoide tendría un valor agregado. En el salón observó unos cuadros de conquistadores llevándose oro para Europa;  en otros se notaban negros trabajando bajo el azote del látigo en campos agrícolas. Cuando tocó el material de los cuadros se percató que se trataba de litografías.  Ya no le extrañaba que esta casa estuviera adornada de apariencias. Ingresó a la siguiente alcoba en donde escuchó la personalidad así: 


-Puedes trabajar para mí y tal vez seas famoso algún día Henrytustra. Veo que buscas la fama y la gloria. Yo te la puedo dar. Escribe para mí algunos capítulos de todo eso que tú hablas y yo los firmaré a mi nombre. Si quieres ser famoso debes primero producir para mi beneficio. El mundo es así, unos sacamos provecho de otros.  Los más fuertes vivimos a costas de los más débiles.  Soy el vivo. Saco ventaja de todo el mundo y así me aprovecho de todos y eso en todos los campos. Pongo a trabajar a mis hijos. Desde pequeños deben traer dinero a casa. Al pequeño le hago pedir limosna, a la mayor la obligo a prostituirse. Con pases de magia y manipulación obligo a mis padres a que me den parte de su pensión. Tengo la habilidad de hacer sentir a los demás culpables para que trabajen por mí. Mi última pareja estaba obligada a trabajar y debía traerme su pago diario. Henrytustra,  sí tu quieres entablar una relación conmigo, yo, un ser superior,  debes escribir y darme tus escritos. Yo me haré famoso y tal vez algún día te daré una oportunidad a ti. 


La personalidad Narcisista va a tratar de obtener sus logros sirviéndose de sus seres cercanos. La tendencia a explotar a los demás va a mantener a sus seres cercanos en una posición de esclavos sometidos a su voluntad. El sujeto Narcisista busca un séquito de personas que él pueda manipular.  La personalidad Narcisista genera una cierta culpabilidad en sus seres cercanos quienes se ven en la obligación de producir lo que el Narcisista les solicita. Estos sujetos van a explotar a sus padres,  hermanos,  amigos, pareja e hijos sin discriminación. Para ellos, estas personas deben pagar de cierta forma su compañía. Van a generar un sentimiento que se les debe y que los otros deben saldar esta cuenta. En el mundo criminal se observan sujetos que se han aprovechado financieramente de sus padres durante años, que han manipulado a sus hermanos en las herencias, han explotado sexualmente a sus hijos, etc. La explotación del Narcisista se encuentra en las diferentes esferas de vida tales como la explotación sexual, intelectual, emocional,  laboral, etc. Estos sujetos tienden a ser crueles con su prójimo,  nunca piden el favor y nunca sienten remordimiento de sus actos, para ellos la víctima se lo merecía.  


Henrytustra pensó en ayudar la personalidad Narcisista produciendo una cápsula de vida de esas que él escribía.  Sin embargo, se interpeló diciéndose que esa ayuda no iba a ser valorada por el Narcisista.  Este humanoide siempre iba a pedir más. Henrytustra prefirió pronunciarse así :


-No puedo ayudarte haciendo lo que pides. No estamos midiendo la ayuda con el mismo rasero. La ayuda que necesitas en este momento es para conectarte con tus propios logros. No logras avanzar por tus propios medios porque sabes que no estás a la altura de lo que tanto deseas. Debes conectarte con tu propio potencial, explota tus capacidades que no has podido encontrar. Si logras perseverar en la búsqueda de tus capacidades, no necesitarás seguir haciendo daño a tus seres queridos quienes se van alejando porque tarde o temprano no pueden soportar ese peso que infliges. Así hablaba Henry Mosquera. 


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