Va por ahí alguna gente perdida

 ¿Por qué se pierde la gente?



De regreso a su fortaleza, Henrytustra caminaba lentamente, sincronizando su respiración con el flujo de aire que le proporcionaba la madre de madres, la madre naturaleza. Soplaba un fuerte viento frío que arrastraba olas danzantes de nieve esparcidas de forma disociada en el espacio. Se observaba a través de la luz de la luna todas aquellas partículas de nieve que se asemejaban a cristales lanzados desordenadamente en espacios infinitos. 

El caos es una belleza, pronunció Henrytustra,  algunas veces se organiza y otras veces es la prueba que no todo se puede organizar. El viento se hacía más incisivo, la caída de la nieve se tornaba agresiva obligando a caminar con más esfuerzo.  Nada es seguro, todo puede cambiar en fracción de segundos cuando estás dialogando con la madre de madres. Fueron minutos, más bien segundos donde se perdió la visibilidad, aquella noche barrida por las brisas se tornó en una tempestad en la que la nieve azotaba a puñetazos a quien no se encontraba en un resguardo. 

Henrytustra trató de correr para llegar a su fortaleza, pero su afán fue en vano. Era demasiado tarde, ya no se percibía a lo lejos, ya había perdido su camino. Cuando estés en una situación desesperada asegúrate de guardar tu calma, se dijo. Avanzó y avanzó sin rumbo alguno, observó la dirección de los vientos y siguió ese rumbo con el fin de danzar con la madre de madres. Se encontraba perdido.  El frío comenzaba a hacer efecto, se notaba en sus labios morados. ¿Por qué el humanoide se pierde? se preguntó. Porque todos los caminos exigen un riesgo. No puedes sacar un pollo si no rompes el huevo. En esos momentos de desorganización, en aquellos que no hay una respuesta planeada, se hace necesario moverse. Nunca te quedes quieto. Ante la adversidad, no te quedes quieto, ante el peligro no te congeles, ante situaciones difíciles muévete.  

Henrytustra se escuchó. Siguió el camino con sus pies congelados,  danzaba la nieve creando figuras reales aunque imaginarias. Tal vez podría dejar de luchar, parece un buen día para partir, pensó. Sin embargo recordó que tenía misiones, que había muchas personalidades pidiendo ayuda. Caminó y caminó hasta llegar a un refugio, era una cueva, era lo desconocido, pero por el momento le brindaba seguridad. Henrytustra se sentó a observar la caída de la nieve, afortunadamente encontró un refugio, eso lo salvó. Percibía que la acumulación de nieve impedía caminar a cualquier humanoide por más agil que fuera. De nuevo susurró temblando de frio: nunca te quedes quieto ante la adversidad, genera ideas, busca los medios y consigue tus resultados. Si te quedas sin hacer nada, le echarás la culpa de tus males a la madre de madres, a la mala suerte o a los demás y estarás condenado a vivir en niveles inferiores o a vivir muerto en vida. Así hablaba Henry Mosquera.  


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