Las ideas arriba y las emociones abajo, no, las emociones arriba y las ideas abajo. Más bien, acomódense como puedan



Los hay quienes tienen mil ideas maravillosas, fantasías extraordinarias y únicas que piden a gritos ser plasmadas en el telón de la vida. Ideas que, en muchos casos, no se concretizan porque una idea sin emoción es como un jardín sin flores.


A lo lejos se percibía la fortaleza de Henrytustra, quien disfrutaba la compañía del joven aprendiz, observando cómo éste se encontraba aún en la encrucijada del deseo del éxito material. El camino tiene que ser caminado por cada humanoide, pensó.


-Cuando camino con usted, el camino se hace muy corto, maestro. El tiempo pasa muy rápido y tengo la impresión de que no he terminado de aprender -comentó el joven aprendiz-. ¿Tengo la llave del éxito, maestro? Me ha hablado de adaptación, motivación y de la idea. ¿Con esto puedo llegar al triunfo de mi vida? Eso parece muy fácil -exclamó el joven aprendiz.


-Los caminos fáciles generalmente son los más difíciles de recorrer, mi joven aprendiz -ripostó Henrytustra-. Los humanoides que toman este camino generalmente cosechan rápido en un fragmento del camino, pero se desinflan en el trayecto y deben volver a recorrer desde cero o, en otras ocasiones, pasan sus vidas lamentándose de su pasado. Para llegar al triunfo, hay tiempos y espacios, y hay que saber manejarlos, sin pánico, pero con buen ritmo y, sobre todo, con un buen sentir. Henrytustra tomó una bocanada de inspiración y, sin importar la cantidad de información que el joven aprendiz podría integrar, se lanzó en su retahíla. El próximo ingrediente para llegar al triunfo es el elemento afectivo, la carga afectiva, como dirían los psicoanalistas, o la experiencia emocional de los comportamentalistas. Cada idea acarrea consigo una carga emocional, esta última atribuida por cada humanoide a su universo psicológico. El secreto está en el tipo de carga que se le otorga a la idea de un proyecto. Si le atribuyes emociones positivas a tu proyecto (de vida), como el amor, la pasión, la seguridad, la confianza de poder llegar, la idea se va consolidando y va avanzando. Por el contrario, si le atribuyes emociones negativas a tu idea, sientes odio, inseguridad, ira, miedo, frustración, tu idea se va marchitando y tu proyecto queda muerto dentro del huevo, como un pollito que nunca pudo quebrar su cáscara. Así hablaba Henry Mosquera.