La segunda etapa de la patología complementaria en parejas o "méteme solo la puntica".



Un mecanismo de defensa muy común al inicio de las relaciones es la idealización. Consiste en proyectar ilusiones en la pareja. Algunos se suben en ese bus y nunca se bajan de ahí. Si dura por siempre, es el falso mundo de ilusiones. Otros pasan a la segunda etapa de la relación que consiste en comenzar a mostrar delicadamente los avatares de la personalidad, mostrando, pero poquito para no asustar al otro.


Aquella pareja confinada en esa casa continuaba con comportamientos hostiles el uno contra el otro. Parecía que en esta relación el objetivo era dañarse psicológicamente mutuamente mediante insultos.


-No sé qué hago todavía al lado de este viejo pendejo -protestaba la dama-. Si yo me hubiera ido con mis otros pretendientes. Pero no, yo tenía que escoger lo peor de la pradera.


Aquel hombre se sentía ofendido por aquellas palabras y alimentaba los sentimientos negativos con palabras ofensivas hacia su esposa.


-Habiendo tanta mujer bonita y me tuve que meter con esta bruja. Cuando dicen que detrás de todo hombre de éxito hay una gran mujer, pues a mí me faltó fue eso, una gran mujer. Yo debí haber arrancado por mi cheque hace rato, ir a cobrar en otro cajero.


Henrytustra, observando que las hostilidades continuaban, desmenuzaba los pasos de una patología complementaria con el fin de introducir a la pareja en la reflexión, lo que, por el momento, no daba frutos.


-Recuerden aquellos momentos cuando se conocieron. Me imagino que no tenían la misma percepción el uno del otro. Las parejas pasan por etapas. Cada etapa se puede vivir sanamente o, al contrario, se puede desde la primera etapa vivir una relación mórbida y tóxica. La idealización va dando lugar a la confrontación con la realidad. Es la batalla entre el principio del placer y el principio de realidad, estos conceptos no son míos, son prestados de mi amigo Sigmund. Se van mostrando como son y van apareciendo aquellos trazos incómodos de la personalidad. Unos aceptables y otros realmente inconfortables para los otros. Asegúrate de sanar tu parte tóxica antes de entrar en una pareja. El otro no podrá curar tus heridas. Sólo tú debes asegurarte de disminuir tu problemática tóxica; de otra forma, lo que harás es proyectar tu problema en tu pareja. Si no sanas tu herida, solo podrás proyectar dolor, penas y sufrimiento, y es en eso que se convertirá la relación. Así hablaba Henry Mosquera.