La personalidad antisocial toma riesgos con su propia seguridad y con la de los demás o, ‘tranquilo que no pasa nada’
Algunos fallecen, otros sufren durante el resto de sus vidas por no medir las consecuencias de sus actos sobre si mismo o sobre los demás. Un segundo, un minuto, una hora en una vida es corto tiempo, pero al momento de tomar una decisión puede convertirse en el momento más largo de una vida.
En el patio de la casa de la personalidad antisocial, todos tenían un crimen que contar aunque la casi totalidad negaban su completa participación en su crimen. Ser juzgado por la sociedad crea un profundo sentimiento de vergüenza.
-Pss, pss, yo también soy inocente, aunque tengo una fracción de culpa, indicó la personalidad antisocial. Corrí riesgos innecesarios con el fin de ganar dinero rápido; pensé ser muy vivo y más ágil que todos; pensé en ganar el dinero sin trabajar mucho; pensé que los que trabajan en una jornada son unos esclavos estúpidos y mira donde estoy Henrytustra, creo que el estúpido soy yo, al fin de cuentas. Eso te lo digo yo, los otros criminales van a negar su implicación en cualquier crimen. Te cuento mi cuento: Yo fui donde unos mafiosos que me dijeron que podría pasar droga camuflada a otro país. Dinero fácil y rápido, me dije. La vuelta consistía en tragarse unas pepitas de cocaína envueltas en dedos de guantes de látex, viajar en avión y entregar la droga acá donde me esperaban para recuperar las pepitas del sanitario y pagarme lo mío. Cuando iba en el vuelo algo salió mal, una pepita se estalló adentro de mis intestinos y me intoxiqué. Me dieron los primeros auxilios en el avión, cuando el avión aterrizó me llevaron a un hospital donde me tuvieron que abrir, me sacaron todas las pepas y me limpiaron toda la cocaína esparcida en el estómago y los intestinos. Dicen que estuve tres días en coma. Cuando me recuperé me condenaron a doce años de prisión. ¿Justo o injusto? No era yo el dueño de esa droga, sólo fui una mula. Pero serví de transporte de droga.
La personalidad antisocial tiene tendencia a vivir en el día a día, planean poco el futuro y piensan poco en lo que les puede suceder a ellos o a sus seres cercanos. Llevan a cabo actos en los que colocan su vida o la vida de los demás en peligro. En muchos casos son negligentes con sus hijos, dejan de alimentarlos por consumir drogas, alcohol o jugar en el casino. Estas personalidades buscan salir del aburrimiento confrontando situaciones de riesgo, buscan ganar el dinero fácilmente, así eso implique enfrentarse violentamente contra las fuerzas del orden o contra una víctima reactiva. En ocasiones, conducen autos o motos en estado de embriaguez convirtiéndose en un arma mortal para ellos o para los que encuentren en el camino. En este caso tienden a justificar sus gestos por el consumo, lo que ante sus ojos disminuye su culpabilidad.
Este humanoide trata de quitarse el yugo de su responsabilidad proyectando la culpa en los dueños de la droga. Si, los dueños de la droga tienen su culpabilidad, pero cuando se comete un crimen, cada criminal debe pagar por su porción, pensó Henrytustra y se dirigió a esta personalidad así:
-Todos somos responsables de cada uno de los gestos que realizamos. Eres responsable por tu decisión de ganar dinero rápido y fácil. Con tu decisión de pasar la droga descuidaste tu seguridad y tal vez la de tu familia, porque los mafiosos tal vez quieran cobrar ese dinero a tu familia. Reproduces un ciclo de negligencia contigo y con los que te rodean. Piensas que tu vida será corta porque te sentiste abandonado en tu infancia y mientras tanto te vas dando golpes contra el mundo. Y ya eres mayor, esa parte te corresponde, pero deja a los terceros que no tienen nada que ver fuera de tus peligros. Así hablaba Henry Mosquera.
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