La personalidad dependiente tiene mentalidad de esclavo

La formación de la personalidad dependiente o el verdadero meollo de la mentalidad del esclavo




Saliendo de la casa de la personalidad dependiente se encontraba un salón de proyecciones de video. Henrytustra pensaba que no podía quedarse más tiempo en este recinto pues lo esperaban en la fortaleza las otras personalidades. El que tiene tienda que la atienda, le habían enseñado en el camino. Las personalidades dependientes, sus aristas, sus  características y sus trazos, todos estaban sentados en la sala de proyección. Henrytustra tenía como objetivo llegar al fondo de sus observaciones y ésta experiencia podría darle más instrumentos para ayudar al humanoide. Está bien, el último y nos vamos,  se dijo a sí mismo. Ingresó a la sala de proyección donde cada trazo de la personalidad dependiente le hacía un espacio para que se sentara a su lado. El filme comenzó,  se observaba la personalidad dependiente corriendo detrás de las faldas de su mamá,  llorando en ocasiones y en otras contenta cuando obtenía rápidamente lo que deseaba. Se veían niños haciendo berrinches porque no se les  daba todo lo que deseaban, manipulando a sus padres para que les ofrecieran los juguetes que habían pedido. Se observaba a la personalidad dependiente llorando en la oscuridad porque sus padres habían decidido no hacerle compañía durante la noche. En otros videos, se observaba a la personalidad dependiente sola en un cuarto abandonada, sus padres no la tenían en cuenta o tal vez sencillamente la habían dejado sola afrontando el fantasma de la soledad. 


Ciertos teóricos de la psicología han trabajado las tendencias dependientes desde la óptica del desarrollo del sujeto. Es imposible responder a la pregunta de la consolidación de patrones de comportamiento en los cuales el sujeto va a repetir su historia de dependencia en una cápsula. Sucintamente aportaremos un concepto de Bergeret quien en su libro la Psicología normal y patológica propone el modelo de la angustia anaclítica. El autor propone que en un estadio de desarrollo precoz,  el infante necesita de su objeto de amor (figura materna). Sin embargo, existen ciertas alteraciones en la dinámica relacional que provocan que esta angustia no se calme. Esta dificultad de autorégulation queda en suspenso y se va repitiendo durante el crecimiento. En el caso de la personalidad dependiente el sujeto busca desesperadamente adherirse al otro, con el fin de calmar su angustia. La ausencia del otro es por el contrario la caída al abismo de la inseguridad. 


Henrytustra sentía un profundo dolor viendo las caras de estas personalidades atrapadas en circuitos repetitivos durante sus caminos. Por allá estaba la dama que encontraba en su camino hombres maltratadores.  En su  relación anterior, un humanoide la había golpeado y ella aceptaba estos golpes a cambio que el maltratador le hiciera compañía. En su relación actual, ella estaba viviendo el mismo patrón de comportamiento.  Conscientemente, sentía dolor físico, inconscientemente sentía miedo de cortar esta relación. En el otro lado del salón se observaba aquel hombre celoso y posesivo, que llamaba muchas veces a su compañera por teléfono y exigía respuesta rápida de ésta. Él repetía sus relaciones de control asfixiando a su pareja, la cual partía cuando sentía que ya no había más oxígeno. Al fondo se observaba aquel joven que tenía dificultades para conservar una relación estable. Se le veía debajo de las faldas de su madre. Cada vez lo dejaban porque decían que parecía una extensión de su madre. Casos de humanoides que repetían patrones y que no identificaban su dependencia. Henrytustra se dirigió a ellos así: 


-Existe un proceso psicológico llamado mentalización.  Este consiste en llamar al mundo consciente aquello que es inconsciente.  Cuando observes que un comportamiento desagradable o nocivo se repite, es el buen momento para comprender que tú estás propiciando este comportamiento. Si deseas pasar al nivel superior debes identificar qué es lo que buscas con esa dependencia al otro. Desenmascara tu fantasma. Suelta, despréndete, avanza, lánzate, decide por ti mismo, sal de la falda de mamá,  asegúrate con tus propios medios. ¿Y eso cómo se hace? Dialoga con la confianza que llevas por dentro. Así hablaba Henry Mosquera. 


0 Commentaires