La pereza es la madre de todos los vicios



Para comprender parte del comportamiento del ser humano, Henrytustra se concentraba en lo que el humano hacía y en lo que dejaba de hacer, en sus actividades y en su falta de actividad. Henrytustra se encontraba en un salón milenario atiborrado de textos religiosos. En un estante decía Cristianismo. Abrió uno de esos libros y sintió que a su lado se sentaba una sombra: “Yo soy la Pereza dijo con una voz insidiosa. No abras los libros cristianos, ahí me maltratan, dicen que soy un pecado capital. Según ellos, el perezoso irá al purgatorio. Soy la falta de actividad;  me instalo en algunas personas para llevarlos a un estado de mínima producción; cuando estoy en la persona, lo envío a la cama, lo hago rechazar empleos, que se vuelva negligente con su casa y hasta con su aseo personal; soy maestra en el arte de justificar y sacar excusas para no hacer las cosas, a veces digo que no hago nada a causa de una enfermedad, de un dolor,  de una distancia por recorrer o del estado del tiempo. Me gusta estar en zona de confort y si te descuidas Henrytustra tus momentos de ocio los convertiré en pereza. sin embargo quiero aclarar que no soy un pecado”. 


Si bien es cierto que la falta de actividad física y mental es nociva, no podríamos generalizar toda falta de actividad como pereza. Es pertinente identificar lo que origina la falta de actividad, en algunos casos se trata de una depresión,  en otros de autismo, de esquizofrenia o de otros trastornos mentales; en efecto, también existen problemas físicos que reducen la actividad física y mental. Estos trastornos no justifican completamente la pereza. Sin embargo, hay personas que escogen un estilo de vida marginal, no desean cumplir horarios, comprometerse con jornadas, prefieren su cama o su sofá,  este estilo de vida se encuentra atrapado por la pereza.  


Henrytustra tratando de ser empático dijo: ¿cómo quieres que cambie tu imagen si no te movilizas para demostrar lo contrario? Así hablaba Henry Mosquera.